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Actualmente, la tecnología se ha convertido en una herramienta omnipresente en la educación. Sin embargo, un uso excesivo de la misma puede tener repercusiones negativas tanto en el aprendizaje, como en el bienestar del alumnado. En este blog, exploraremos la importancia de la desconexión digital en el contexto educativo y cómo puede impactar positivamente en la atención, el estrés y el rendimiento académico.
Desconexión digital, ¿qué significa?
Lo primero, es entender a qué nos referimos con desconexión digital y entender su impacto. Nos referimos a la práctica de alejarse de los dispositivos digitales (móviles, tablets, ordenadores) y las plataformas online para tomar un descanso consciente. También implica reducir el tiempo dedicado a actividades digitales y dedicar más tiempo a actividades que no impliquen el uso de pantallas, como pasar tiempo al aire libre, el ejercicio físico o la interacción social cara a cara.
Consecuencias de la Sobreexposición a la Tecnología
Las consecuencias positivas del uso de la tecnología en el aula son evidentes: democratización del acceso a los recursos educativos, personalización del aprendizaje, aumento de la motivación, fomento de la colaboración y la participación, facilitación de la evaluación y medición del progreso, entre otras. Sin embargo, la sobreexposición a la tecnología también puede acarrear consecuencias negativas.
El exceso de uso de pantallas puede afectar a la atención del alumnado, disminuir su capacidad de concentración y dificultar tareas ejecutivas como el procesamiento de la información. Además, puede contribuir al aumento del estrés y de la ansiedad, afectando negativamente al rendimiento académico.
Diversos autores (como Alonso, 2017; Moncada Jiménez & Chacón Araya, 2012) han considerado que el uso de dispositivos tecnológicos puede ser un riesgo para los niños. De esta manera, afirman que cuando el uso es de manera excesiva en la infancia, se puede presentar el aislamiento, perjudica el desarrollo de habilidades sociales, fomenta el sedentarismo e incluso, expone a los niños y niñas a riesgos debido a los diferentes contenidos violentos y/o inadecuados para su edad.
Por otro lado, existen otros riesgos inherentes al mal uso y/o uso excesivo de dispositivos digitales, en especial si son dispositivos con conexión a internet, entre los niños y adolescentes. Estos riesgos pueden implicar problemas en el desarrollo cognitivo, problemas de salud y desarrollo psicosocial o problemas de seguridad. Algunos de los principales son:
- Impacto en el desarrollo cognitivo y salud mental del niño, como un desarrollo defectuoso de la capacidad de mantener la atención de forma sostenida, del control inhibitorio y el autocontrol (creando incluso, en casos extremos, una especie de síndrome de abstinencia digital), falta de curiosidad, mayor dificultad en entablar relaciones sociales sanas, depresión y estabilidad emocional, capacidad de acabar tareas o el desarrollo óptimo de capacidades creativas.
- Problemas de sueño, mayor probabilidad de desarrollar miopía y desarrollo de hábitos sedentarios.
- Contacto por parte de un tercero extraño que pueda poner en riesgo la seguridad del niño.
Si se realizara un adecuado control sobre el uso de los dispositivos digitales, se podrían minimizar los riesgos producidos por estos. Ya sabemos que el uso excesivo de dispositivos tecnológicos puede interferir significativamente, afectando áreas como la atención, planificación y secuenciación de tareas, el razonamiento, el procesamiento y generando problemas en el razonamiento abstracto. De ahí la importancia en generar espacios y conductas de uso responsable. Especialmente desde entornos educativos.
Beneficios de la desconexión digital en el aula
La desconexión digital puede mejorar la capacidad de atención de los estudiantes al reducir las distracciones digitales. Esto les permite concentrarse mejor en las tareas escolares y mejorar su rendimiento académico. Además, el tiempo dedicado a actividades fuera de la pantalla, como el ejercicio físico y la exploración creativa, puede estimular el pensamiento crítico y la resolución de problemas.
También puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad en los estudiantes. Al desconectar de las presiones y las expectativas en línea, los estudiantes pueden experimentar un alivio del estrés y una mejora en su bienestar emocional. Esto les permite afrontar los desafíos escolares con una mente más tranquila y resiliente.
Promoviendo la Desconexión Digital en el Aula
Los educadores desempeñan un papel crucial en la promoción de la desconexión digital en el aula. Pueden incorporar prácticas como períodos de tiempo sin tecnología durante las clases, fomentar actividades al aire libre y promover el equilibrio entre el uso de dispositivos digitales y otras formas de aprendizaje. Además, es importante educar a los estudiantes sobre los riesgos del uso excesivo de la tecnología y proporcionarles estrategias para gestionar su tiempo de trabajo y ocio digital de manera saludable. La clave está en cómo guiamos y estructuramos su interacción con la tecnología para que se convierta en una herramienta de aprendizaje efectiva y motivadora.
De hecho, los dispositivos móviles cuentan con herramientas que ayudan a monitorear el tiempo de uso, funciones de control parental, establecer temporizadores de uso del dispositivo y sus aplicaciones, tales como “Bienestar digital”, “Tiempo de Uso” y “Microsoft Family Safety”.
Buscando el equilibrio entre el mundo digital y el real
En conclusión, la desconexión digital en el contexto educativo es esencial para promover un equilibrio saludable entre el mundo digital y el mundo real. La dependencia excesiva de la tecnología puede hacer que las personas se vuelvan menos capaces de concentrarse en actividades que no involucran dispositivos electrónicos.
Esto puede afectar a las habilidades de concentración, y aumentar la ansiedad y los cambios de humor en situaciones que no implique utilizar la tecnología. Es importante analizar cuál es la situación que más dependencia genera o que impide mantener la concentración (redes sociales, videojuegos, noticias online) para poner límites en su uso.
Al reducir la sobreexposición a la tecnología, los jóvenes pueden mejorar su atención, reducir el estrés y mejorar su rendimiento académico. Los educadores y las familias juegan un papel clave en fomentar prácticas de desconexión digital y enseñar a los jóvenes a utilizar la tecnología de manera responsable.
Además, participar en actividades no tecnológicas fortalece la capacidad de concentración en una variedad de contextos diferentes. Al hacerlo, podemos crear un entorno educativo que apoye el crecimiento y el bienestar integral de los jóvenes.