Tribuna publicada por: ORH
Por Iván López, VP Corporate Global Sales de ODILO.
El entorno empresarial actual, marcado por una alta volatilidad y una incorporación de innovaciones tecnológicas cada vez más incipiente, enfrenta nuevos desafíos a los que deben hacer frente los departamentos de Recursos Humanos. Estos cambios obligan a sus responsables a evaluar las habilidades del talento interno, medir cuál es su nivel de expertise, identificar brechas en la resolución de tareas y anticipar cuáles son aquellas que van a ser más necesarias a largo plazo. Paralelamente, las plantillas son conscientes de la importancia del desarrollo de nuevas habilidades, además del refuerzo de las existentes para continuar aportando relevancia a las empresas.
En este contexto, es imperativo que las compañías, de su lado, sepan entender y gestionar las expectativas de los empleados y así elevar los índices de retención del talento interno. Las organizaciones reconocen que su éxito depende en gran medida de su capacidad para atraer, desarrollar y, sobre todo, mantener a un capital humano altamente capacitado y comprometido. Así, un número de empresas cada vez más considerable está poniendo el foco en estrategias centradas en el empleado y, concretamente, en promover y apoyar planes de formación, capacitación y crecimiento personal y profesional.
Datos recientes aportados por Pluxee en su ‘Estudio de Tendencias y Retos en RR. HH. 2024’, reflejan que 2 de cada 3 empresas (66%) tienen previsto ofrecer programas que buscan incidir en esta línea este 2024. Un paso adelante al que hay que sumar el reto que supone hacer que estos planes sean efectivos y atractivos para los empleados. En este sentido, la formación tradicional da un paso hacia el costado, en una era donde la tecnología y la inmediatez son los principales motores. De hecho, son los propios empleados quienes buscan flexibilidad y quienes demandan una personalización en su aprendizaje, que sea a medida de sus necesidades, motivaciones e intereses, lo que requiere un enfoque adaptativo y dinámico por parte de las organizaciones.
Una manera exitosa de potenciar estos programas de Learning and Development (L&D) es dotando a los profesionales de Ecosistemas de Aprendizaje Ilimitados que les den acceso a nuevas maneras de formación. Es estratégico, además, contemplar que en una plantilla existe diversidad en los estilos y ritmos de aprendizaje, lo que constituirá la clave del éxito en la implantación de la formación.
Así mismo, los datos son fundamentales a la hora de tomar decisiones respecto a entender cómo se forma la plantilla, potenciar su desarrollo y ajustar planes de formación. Los Ecosistemas de Aprendizaje Ilimitado dan acceso a los responsables a entender el aprendizaje de sus equipos en tiempo real sobre experiencias, cursos y planes creados, así como tiempo invertido y uso del ecosistema, a través de herramientas como la Inteligencia Artificial y el análisis de datos.
Por ejemplo, a través del uso de IA, se recomiendan contenidos personalizados basados en los intereses que ha mostrado el usuario, creando una experiencia educativa más atractiva y completa. Un punto a favor del aumento de la motivación y el compromiso, haciendo que el proceso de aprendizaje sea más interactivo y relevante para el trabajo diario.
Esto permite, sin duda, dotar a las compañías de la posibilidad de anticipar necesidades, adaptarse y contar con una herramienta eficiente. También, proporciona a la compañía de una ventaja competitiva al facilitar al empleado una amplia cantidad de recursos educativos sin restricciones, y fomentando una cultura de formación continua. No todas las personas aprendemos igual, lo que pone de manifiesto la necesidad de crear planes de formación que sean adaptables y personalizables y que se integren en las rutinas diarias de los empleados, permitiéndoles aprender a su propio ritmo y en momentos que les resulten convenientes. Una oportunidad para el desarrollo profesional ilimitado que permite un beneficio dual centrado en mantener a sus equipos motivados y, al mismo tiempo, asegurar que sus habilidades estén siempre actualizadas.
Esta cuestión fundamental incentiva la fidelización del empleado al sentir que su crecimiento profesional es una prioridad para la empresa. La posibilidad de aprender y desarrollarse dentro de la misma no solo mejora sus competencias; también aumenta su lealtad y satisfacción laboral. Los empleados que perciben que su empleador invierte en su formación y desarrollo tienden a estar más comprometidos y a permanecer en la empresa por más tiempo, reduciendo así la rotación de personal y los costos asociados, como concluye el estudio ‘The American Upskilling Study: Empowering Workers for the Jobs of Tomorrow’ de la firma Gallup, que apunta que el más del 60% valora la formación en la organización a la hora de decidir si permanecía en su trabajo actual.
En definitiva, la gestión y la retención de talento a través de una formación adaptativa y personalizada con Ecosistemas de Aprendizaje Ilimitado es la última vanguardia para los departamentos de RR.HH. Al invertir en el desarrollo profesional del equipo, la empresa asegura su éxito a largo plazo a partir de la creación de una fuerza laboral comprometida y altamente capacitada, con potencial de enfrentar cualquier desafío que se presente.